Cada día este tema coge más fuerza en mi vida. Este artículo lo tengo en mente desde hace bastante tiempo, pero en los últimos días, han llegada a mi vida un montón de mujeres con temas de maternidad. Realmente la maternidad es un regalo, no puedo imaginar nada mejor ni más grande que ser madre o padre. Pero tan grande como es la luz que despierta la maternidad, es la sombra; y ¿a qué me refiero con sombra? A todo el dolor, la culpa, el miedo, la preocupación, la rabia… Sé lo duro que es, porque yo misma lo he sentido, y es que todo esto también es la maternidad, pero esto no se cuentan, no se explica, no se avisa. Encima las mamás lo vivimos como algo nuestro, un problema, algo que hacemos mal (¿cómo puedo sentirme mal si he recibido el regalo más grande del mundo?) Nos sentimos fatal, y no solo es un tema emocional, sino que físicamente: la locura hormonal, los cambios físicos, cerebrales y creo que sobre todo el cansancio, hacen mella en nosotras, nos superan. Y en ese momento en el que tienes tu bebé tan vulnerable, tan pequeño, tan absolutamente dependiente, ahí: te olvidas de ti. Y es algo con lo que no puedes luchar, porque el cansancio, el agotamiento están, pero eres totalmente necesaria. Me hacía mucha gracia cuando la gente nos decía: «aprovecha a dormir cuando el bebé duerma». Muchas veces me dieron ganas de hacer caso y de tirarme al suelo en el supermercado aprovechando su siesta… Creo que en el momento en el que el bebé nace, pasamos a un segundo plano para nosotras mismas, no lo podemos evitar. La historia es que nos «descuidamos» (nos dejamos de cuidar) hasta tal punto que luego ya no eres capaz de resolver, de estar bien, de hacer las cosas como quieres y es aquí donde empieza la culpa, la rabia, la tristeza, entre otras.
Yo he tenido muchísima ayuda con mi hijo, hemos tenido y tenemos mucho respaldo familiar, pero otras mamás no tienen tanta suerte (mamás que viven en una ciudad alejada de sus familias, mamás solteras…) y su situación es más desbordante aún.
Ahora está muy en boga el término de la «tribu«, para referirnos al grupo de apoyo que sostiene a la mamá. Yo acudía a un taller de lactancia que se realiza en el centro de salud al que pertenezco (proyecto maravilloso y necesario) y allí conocí a muchas mamás con niños y niñas de edad muy parecida a la de mi hijo. De estos talleres salió un grupo de «Supermamás» en el que compartimos todo lo que nos inquieta (por nombrar algunos: lactancia, pañales, incorporación al trabajo, vacunas, blw, recetas, noches eternas -si mandabas un mensaje de madrugada siempre había alguna mamá despierta para contestar, para apoyarte), relación -inexistente- de pareja, golpes y caídas; ahora ya hablamos de colegios). Este ha sido un grupo de apoyo tremendo. Hemos hecho y hacemos de vez en cuando quedadas para vernos, compartir, estar juntas. Sobre todo cuando los niños y niñas eran más pequeños, porque es cuando más se necesita. De estas reuniones yo salía como nueva, con la sensación de: lo estamos haciendo bien, no estamos solas. Siempre hemos tenido muchísimo apoyo de otras madres, porque todas estábamos igual, todas hemos pasado lo mismo, la maternidad. Nos entendíamos tanto… Todo lo que pasábamos iba solucionándose, primero para unas y luego para otras, y cuando para una se resolvía algo ¡las demás lo celebrábamos! veíamos nuestro maravilloso futuro más cercano. Esto es un grupo de mujeres, un grupo de amor, de apoyo, de comprensión… una tribu, y estoy muy agradecida por tenerla. Esto directamente: hace falta. Necesitamos ese apoyo, necesitamos comprensión, saber que no estamos solas, que otras mamás pasan lo que nosotras, que la maternidad es jodida para todo el mundo.
Varios de los proyectos que tengo en mente van en esta línea. En el post anterior os hablaba de «Familias Conscientes, Familias Coherentes», un proyecto de colaboración con Transformándonos que muy pronto verá la luz. Uno de los talleres que sacaremos es: «Tribu Nueva Mamá»; precisamente para crear este espacio: un espacio de apoyo, de comprensión, de desahogo, de amor, un espacio sin juicio para que las mamás puedan expresarse libremente, para que puedan hablar de su sentir, de su sufrir… donde además aportaremos herramientas y técnicas para el día a día.
Pero no quiero quedarme solo aquí. Como mamá, estoy en otros grupos donde compartimos preocupaciones e inquietudes, y a diario leo comentarios de mujeres que están llenas de miedo, de duda, de culpa, de preocupaciones que corresponden a patrones, creencias, memorias… ¡y cada día siento que quiero trabajar con todas ellas! Quiero acompañarlas, porque la maternidad es dura, sí, pero muchas de las cargas que llevamos nos las podemos quitar. Hay cosas que se pueden transformar rápida y fácilmente. Y quiero que todas estas mamás puedan acceder a estas sesiones. Para ello voy a ofrecer un descuento del 20% en las sesiones para mujeres que necesiten acompañamiento en su maternidad. Porque a veces perdemos los nervios, nos sentimos a morir tras gritar a nuestro bebé, sentimos el dolor de la separación, de desaparecer como mujer, como trabajadora, como pareja, como amante. Y además todo esto, sin darnos cuenta lo transmitimos a nuestras familias. Así que si necesitas ayuda, si quieres estar en paz y transmitirla a tus hijos o hijas: yo te acompaño, estamos juntas en esto 🙂
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