¿Quién soY?

Soy Ana Luz…

Soy la pequeña de tres hermanos. Era una niña tímida, calladita… si no tenía confianza; en casa o con amigos era mucho más terremoto. Desde muy peque quería ser un chico, hasta tal punto que elegí mi nombre (Sergio u Óscar, depende de la etapa), me duró bastante tiempo, me sentí respetada por mi familia y se me pasó antes de la adolescencia; creo que se debió a la admiración hacia mi hermano mayor, le copiaba en todo. Tal vez fuera un tema de lealtad o de querer tener la relación que él tenía con mi madre o las creencias como «la vida de un hombre es más fácil», tengo muchas teorías, pero no creo que sea importante 🙂

Como tema principal en mi vida, tengo que contarte que con 12 años mi madre muere tras dos años de enfermedad, algo que como puedes imaginar, nos destroza a todos… Y por muchos años estoy enfadada y sobreviviendo (creo que es un buen resumen). Hoy en día puedo entender y aceptar la situación, saber que su muerte me hizo quien soy, pero paso muchos años de mi juventud enfadada con la vida.

Quiero contarte también otro aspecto importante que marcó un antes y un después en mi vida: Iván, mi compañero de vida, para hablarte de él, te explico que comencé mi relación con mi «primer novio» muy pronto, buscando claro está rellenar ese amor que sentía que necesitaba o más bien, ese «vacío«. Estuvimos 3 años juntos y no fue fácil porque mi interior no estaba en equilibrio, por tanto la relación fue muy especial, con aspectos maravillosos, pero también un poco «tormentosa» (a día de hoy, somos buenos amigos :)). Siento que según voy haciéndome mayor, en el resto de relaciones de mi vida tiendo a huir, no quiero enamorarme, comprometerme… nace en mí el miedo a la pérdida de la persona (¿y si le necesito y se va?), como imaginas por la experiencia con mi madre. Desde muy pronto comienzo a estudiar y a sanar mi interior, así que las relaciones que tengo van evolucionando a la misma velocidad que yo. Y en el momento en el que mejor estoy, en el momento en el que estoy bien sola y no necesito a nadie: aparece Iván,  al que curiosamente conozco desde que tenía 4 años de edad,  mi vecino de toda la vida :D, mi actual pareja y padre de mi hijo. Fue una relación distinta a todas las demás, porque yo también era distinta. Iván era maravilloso, no podía ponerle pegas, teníamos nuestras cosas que íbamos resolviendo, acudíamos a cursos juntos, compartíamos gustos, nos moríamos de la risa… evidentemente fue una evolución, fuimos avanzando y creciendo juntos.

Y, fruto de tanta Vida, nace nuestro peque: Héctor., Y ¿cómo resumir la maternidad…? Esto sí que es un salto cuántico 🙂 «La maternidad saca tu sombra», leí una vez. Y no pensaba que pudiera ser así, pero he de reconocer que la maternidad te da vueltas como si de un rompeolas se tratara… Pero también es un crecimiento enorme, es una evolución constante, no es fácil, pero sí enriquecedor y por supuesto, no lo cambiaría por nada :D.

La maternidad no es fácil, te rompe por dentro y esto no te lo explica nadie (ahora se habla mucho más), así que encima te sientes totalmente sola. De estas experiencias salen bellos acompañamientos, como la «Tribu nueva mamá», en la que, gracias a mi experiencia y mi formación, acompañamos a mamás de peques de 0 a 2 años, para que no se sientan solas, para que tengan un apoyo, porque vivimos sin tribu… y necesitamos una «tribu«, un grupo de mujeres que nos entienda, que nos sostenga. Por supuesto, el nacimiento de mi hijo es uno de los momentos en los que más necesito a mi madre, cuando más la echo de menos.

Personalmente con la maternidad entré bastante en la neurosis… mi hijo es un niño perfectamente sano y feliz, pero eso no quita para que las programaciones y creencias se disparen, y yo entré en la preocupación y el miedo por que le pasara algo (creencias y miedos transgeneracionales). A parte de un mal trago, también fue una oportunidad de evolución muy grande, ya que fui transformando todo lo que iba saliendo. Muy importante no huir de las cosas, sino afrontarlas, plantarles cara y resolverlas.

Una de las cosas que más nos costó fue «dormir«. Él dormía perfectamente, pero como era un niño «perfecto» y nos daba cosa decirlo, comenzamos a decir: «bueno, lo de dormir…». Y dicho y hecho. Comenzó a dormir fatal. Se llegó a despertar 20 veces en una noche. Aprendizaje: donde pones la atención, va la energía. ¡Con ayuda salimos de ello! y he acompañado a muchas mamás a descansar con sus peques, así que en el fondo también fue una bendición 🙂

Otro aprendizaje fundamental de los peques es que ellos son lo que creemos que serán; quiero reflejar aquí la importancia de la imagen que tenemos de ellos, ya que determina su futuro. ¿Quieres que tu hijo sea feliz? Comienza a verle feliz. Y por supuesto, conviértete en alguien feliz, porque en gran medida, van a copiar lo que tú eres.  

A día de hoy, Héctor tiene 6 años, y seguimos evolucionando juntos, cada día aprendemos, nos adaptamos, crecemos… son los más grandes maestros.

Algo que también quiero dejar por aquí es que con la maternidad las relaciones familiares también cambian, porque se activan programas y memorias en las personas, que hacen que las relaciones cambien, y eso muchas veces trae confusión o incluso incomodidad. Presta atención para volver a tu centro 🙂